miércoles, 19 de noviembre de 2014

We want Iceland back!

El lunes 3 de noviembre hubo una nueva manifestación en la plaza del Parlamento en Reikiavik. Según las noticias de prensa alrededor de 4.500 personas asistieron a una protesta general contra el gobierno, siendo una de las mayores manifestaciones de las celebradas este año. A juzgar por los numerosos símbolos y banderas, las personas se manifestaban por una variedad de razones: que el gobierno esta corrompido, que favorece a los ricos, …, mientras que en otros carteles se pedían nuevas elecciones.


La profesora Ólöf Hunfjörð Samúelsdóttir comentó que se sintió obligada a protestar después de las huelgas en curso en los sectores de educación y salud. Describió la situación como desesperada y no sabía por dónde empezar en una larga lista de cosas que el gobierno estaba haciendo mal. Ólöf compartía protesta con cuatro miembros de la familia.

El cantante Arnór Dan Arnarson, cantante de Agent Fresco, fue más allá, diciendo que había una gran disparidad entre lo que dijo el gobierno y la forma en que actuaba. "No tiene sentido decir que no hay dinero para resucitar a nuestro sistema de salud en ruinas y, a continuación, bajar los impuestos sobre las cuotas de pesca". Mencionó el aumento de la privatización y la militarización de la policía como signos de que Islandia se mueve más lejos de los ideales del estado de bienestar nórdico y más cerca del modelo de los Estados Unidos. "Este gobierno está fuera de contacto con la realidad y la única manera de detener la demolición de los pilares de nuestra sociedad es hacer algunos cambios importantes y un nuevo gobierno".


La protesta fue difundida por un grupo que describe a sí mismo como "ciudadanos preocupados" y el acto parece que estuvo inspirado inicialmente por un manifiesto del cantautor Svavar Knutur sobre el favoritismo del actual gobierno para los ricos y poderosos: “Estamos protestando por la arrogancia, la condescendencia y el comportamiento poco profesional de nuestro gobierno actual. Estamos protestando por la erosión de nuestros valores comunes y los cimientos que hemos construido en nuestra sociedad. Estamos protestando por el vaciamiento del sistema de educación pública y nuestro sistema de salud. Estamos protestando por que el gobierno este constantemente mejorando la suerte de la parte más rica de los islandeses a costa de los más pobres. Estamos protestando por la demagogia y la desconfianza, la filtración de información personal acerca de los particulares, a veces ficticios, desde el Ministerio del Interior a la prensa. Estamos protestando por el aumento del armamento de la policía”.


¿Cómo ha salido Islandia de la crisis?

Es habitual que las informaciones relacionadas con la salida de la crisis de Islandia tengan un tono positivo y se tome como ejemplo de lo que se puede hacer desde enfoques diferentes a los adoptados por países como España o Grecia.

Así, en la página web del Huffington Post podemos encontrar un artículo tituladoLa revolución cívica de Islandia: un mito en el que merece la pena creer”. Para el autor del artículo, “A pesar de todo, la historia de Islandia es un faro en medio de la oscuridad de la crisis. Poco a poco, el país vuelve a crecer (se espera que este año el PIB avance un 3%) gracias a las exportaciones y una austeridad con límites. Hasta el desempleo comienza a reducirse. Para todos los que protestan contra los recortes, la irresponsabilidad de la gestión financiera y la socialización de las pérdidas privadas, los ciudadanos de Islandia han dado una lección de desobediencia civil y democracia”.

En la revista Fusión también se valora muy positivamente la experiencia: “Islandia, un pequeño país de tan solo 320.000 habitantes y extensión territorial equivalente a la quinta parte de España, ha dado una muestra ejemplar de coraje y civismo en la forma de enfrentar la grave crisis financiera en la que estaba inmersa por culpa de la especulación. Y viene demostrando, desde 2010, que es posible hacerlo minimizando el impacto social de las políticas económicas. (..) Las enseñanzas de la experiencia islandesa son claras en materia política: la presión popular ha obligado a reescribir el guión con una salida más social a la crisis, una salida muy diferente a la que se ha tomado en Irlanda, Grecia o España. Ha habido recortes sociales, pero su dureza ha sido atenuada por la movilización ciudadana”.


Una aportación muy interesante es el libro “La revolución de los vikingos. La victoria de los ciudadanos. Las lecciones del modelo islandés para superar la crisis en España” publicado en 2012 por Elvira Méndez, profesora de derecho europeo en la Universidad de Islandia. En su opinión, “¿qué ha cambiado en Islandia en los últimos cinco años? Puede decirse que todo y nada a la vez. La vieja y la nueva Islandia, el pesimismo y el optimismo conviven día a día. Desde una perspectiva islandesa, hay razones para el pesimismo. Así se sienten muchos islandeses en 2012. A pesar de la recuperación económica, nada parece haber cambiado en lo que respecta a la pirámide de poder, que se ha vuelto claro e inmutable para los ciudadanos. Pero también hay razones para el optimismo: la percepción del pueblo sobre los problemas de la sociedad es mucho más clara y profunda. Su conciencia cívica y política se ha despertado de forma crítica”.






No todo es tan bonito

También hay visiones negativas sobre este proceso de salida de la crisis a la islandesa.

Èric Lluent, escritor, periodista freelance y fotógrafo ha publicado un libro titulado “Islàndia 2013, crònica d’una decepció” que trata de la revolución islandesa cinco años después, cuando los partidos que gobernaban cuando se dio el colapso bancario han vuelto al poder y la constitución elaborada a través de un proceso ciudadano altamente participativo y democrático ha quedado estancada. Según el autor, el libro pretende mostrar las sombras del mito islandés: 



“Hasta ahora, las noticias que se han publicado sobre Islandia son siempre con matices positivos o de leyenda, y no exagero diciendo eso, porque en decenas de ocasiones lo explicado es una mera ficción basada en la ignorancia sobre el país o en los intereses de la élite islandesa. Publicaba ayer un emprendedor y viajero conocedor de Islandia, Simon Black, que <<Islandia no es una historia de la recuperación económica, sino una historia de cómo engañar a la gente>>. Hasta ahora, no he encontrado mejor resumen para explicar lo que ha sucedido con el 'caso islandés' y su narración en el mundo. Desde aquí, me comprometo a seguir poniendo mi granito de arena, porque en el fondo esta historia no va sobre Islandia, sino que es un ejemplo universal de hasta dónde puede llegar la manipulación periodística”. Con este objetivo Èric está escribiendo un nuevo libro con el título: “Islàndia 2014. El preu del miracle econòmic”.






También puede ser interesante acercarse al libro “El país de los sueños. Manual de autoayuda para una nación atemorizada” publicado en 2006 por Andri Snaer Magnason y que ha tenido su versión cinematográficaSegún Andri, “probablemente el futuro de Islandia no ha sido tan incierto durante décadas como lo es ahora. Nos enfrentamos con una oportunidad única para repensarlo todo y, si podemos hacerlo de forma local, debe ser también posible llevarlo a cabo a una escala global. Podemos exportar conocimiento y experiencias valiosas que pueden beneficiar a millones (…) El futuro es incierto ¿Qué debemos hacer? El país de los sueños fue escrito para hacer frente a un futuro incierto”. El libro se publicó en 2006.





Un proceso constitucional frenado

Por último, otra voz islandesa.

“Mi nombre es Margrét Tryggvadóttir y soy una persona normal que, por casualidad y porque creo en la igualdad y la justicia para todos, me convertí en política por un tiempo. Soy teórica literaria y trabajé como redactora antes de que el sistema económico, en Islandia, se desplomase en 2008. En 2009, fui elegida por el partido Movimiento Ciudadano, creado como una necesidad de dar respuesta a la crisis; fui diputada durante cuatro años. Ahora, soy escritora”.

Margrét participó en julio en Barcelona en el V Congreso Internacional del Poder Constituyente con una ponencia sobre “El proceso constitucional en Islandia” donde recoge el proceso de elaboración de una nueva constitución desarrollado desde 2010 y que actualmente ha quedado parado, “… todo iba bien… Pero entonces, por desgracia, los líderes de los viejos partidos políticos en el Parlamento decidieron no terminar el trabajo: solo cambiaron la forma legal en que una constitución puede cambiarse, por lo que todavía hay cierta esperanza de que pueda cambiar. Sin embargo, yo no soy muy optimista respecto a que eso pueda suceder pronto, porque los partidos mayoritarios no están por la labor”.
escuela, hospital
Para Margrét,“el principal motivo que impidió el avance del proyecto es también el principal motivo por el que, realmente, lo necesitamos: el artículo sobre nuestros recursos naturales. Comienza así: <<Los recursos naturales de Islandia que no son propiedad privada, serán propiedad conjunta y perpetua de la nación. Nadie puede adquirir los recursos naturales o derechos relacionados con los mismos como propiedad o para el uso permanente y no pueden ser vendidos ni comprometidos>>. Sinceramente, creo que esta es la verdadera razón por la que no fue adelante nuestro proyecto. Ahora, los mayores financiadores de los partidos políticos durante las últimas décadas tienen derechos exclusivos de pesca alrededor de Islandia, un derecho por el que nunca pagaron y que les permite subarrendar contratos y obtener grandes beneficios por ello”.

Mirando al futuro


Finalizó la exposición de la ponencia planteando “¿Qué podemos aprender de todo esto? Creo que el proceso era bueno e interesante. Todos los interesados podían involucrarse de alguna manera e influir en el resultado. No era perfecto y estoy segura de que, si tuviéramos que hacerlo otra vez, modificaríamos algunas cosas. Algunas personas dicen que era un proyecto demasiado grande y que habría sido mejor llevarlo a cabo por partes. Bueno, eso es lo que hemos estado haciendo desde 1918 y no hemos llegado muy lejos que digamos.

hospital en Reikiavik
También es muy importante para el pueblo hacer presión sobre los políticos. Somos ciudadanos y eso no sólo nos da derechos, sino que nos da la obligación de ser críticos y decir lo que pensamos, siempre. Los políticos ya están bajo una enorme presión de los poderes financieros: los bancos, FMI, UE, los ricos en general y, en Islandia, también bajo la presión especial de los "dueños" de las cuotas de pesca. Todos debemos mostrarles la presión que también puede ejercer el pueblo. Tenemos que hacer que lo sientan; de lo contrario, no podemos esperar que un gobierno de izquierda se comporte como un gobierno de izquierda o que un gobierno de derecha se comporte como tal. Todo el sistema político está obsoleto y desfasado con el mundo en el que vivimos. Eso nos da grandes posibilidades, pero puede ser también igual de peligroso... Así que hay que mantenerse alerta e implicarse. La democracia está en nuestras manos”.




Hasta la próxima, de despedida un vídeo de la banda Agent Fresco:

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