martes, 27 de mayo de 2014

Novela negra en un país con pocos crímenes

El 3 de diciembre de 2013 muchos medios de comunicación recogían un hecho insólito, "La policía islandesa mata a una persona por primera vez". Lo que pasó en un tranquilo barrio del este de Reikiavik, Arbaer, es que un hombre murió a manos de la policía durante un tiroteo. Un hecho que no se había producido nunca antes. “El hombre fue sacado en una camilla y llevado al hospital donde fue declarado muerto. Dos policías resultaron heridos durante la operación, ninguno de ellos de gravedad. El hombre padecía una enfermedad mental. La Fiscalía llevará a cabo la investigación, también para saber si la policía podía haber actuado de otra forma”, decía el jefe de la Policía, Stefán Eiríksson. Los hechos ocurrieron de madrugada cuando un hombre empezó a disparar sin ningún motivo aparente. Un grupo de agentes intentó detenerle pero este se resistió y comenzó a atacar a los agentes desde su apartamento.


Thor Saari, economista, exparlamentario y miembro de la Asociación para la Democracia calificaba este hecho de catastrófico y proponía un profundo debate en la sociedad islandesa.

Algunos datos: en Islandia, el total estimado de armas de fuego (lícitas o ilícitas) pertenecientes a civiles es de 90.000, es decir, una tasa de 30,3 armas cada 100 habitantes, lo que coloca a Islandia en el puesto 15 entre 178 países. Entre 1995 y 2011 ha habido 29 homicidios, de los cuales 5 han sido con armas de fuego. Por otra parte, en febrero de 2010, en Islandia había 661 oficiales de policía con la gran mayoría, el 95 por ciento, sin armas. Además, cuando se relaciona Islandia con la seguridad en algunas clasificaciones se le coloca, con datos de 2010, entre los 10 paises con menos criminalidad en el mundo.

Andrew Clark, un estudiante de Derecho Internacional en la Universidad de Leyes de Suffolk, en Boston, se pregunta cuál es el secreto en el siguiente texto escrito para la BBC:

Aunque crecí en Nueva Inglaterra, en el noreste de Estados Unidos, había algo nuevo para mí al ver las ventiscas islandesas. Era algo paralizante, con rachas de viento épicas que hacían que los copos de nieve parecieran cuchillas.

Cuando dejé mis maletas en el suelo nevado de Reikiavik, se me acercó un hombre mayor en un jeep. "¿Quieres subir?", me preguntó. Me pareció una locura. ¿Quién va a subir al auto de un desconocido?. Pero pese a todo lo que siempre me dijeron sobre subir a vehículos con extraños, entré a la parte trasera. Y sabía que no me iba a pasar nada malo.


Después de todo, estaba en Islandia. Me quedaría por una semana para estudiar los bajos índices de criminalidad del país y ese era mi segundo viaje a ese frío lugar del norte de Europa en seis meses.


He pasado los tres últimos años en la Universidad de Leyes de Suffolk, en Boston, estudiando derecho internacional. Antes de mi primera visita a Reikiavik, en agosto de 2012, ya tenía el tema para mi tesis: haría un estudio sobre la Convención de Ginebra para la ciberguerra. Pero esa semana en Islandia cambió mis perspectivas. Estaba placenteramente desconcertado por lo que vi.

Los crímenes violentos eran prácticamente inexistentes. La gente parecía relajada con el tema de su seguridad y las de sus hijos hasta el punto de que los padres dejaban a los niños sólos en la calle. Pasé temporadas en Noruega, Suiza y Dinamarca, pero ahora esos países me parecían plagados de crímenes en comparación con Islandia. De vuelta a Estados Unidos, cambié el tema de mi tesis. Quería saber cuál era el secreto de Islandia.

Francamente, no hay una respuesta perfecta para explicar por qué el país tiene los menores índices de criminalidad del mundo.

Según el informe global de homicidios de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, por sus siglas en inglés), la tasa de homicidios en Islandia en la década entre 1999 y 2009 ningún año subió por encima de 1,8 por cada 100.000 habitantes. Por su parte, en ese mismo período Estados Unidos tiene una tasa de homicidios de entre 5 y 5,8 anuales por cada 100.000 habitantes.

Después de reuniones con profesores, autoridades, abogados, periodistas y otros ciudadanos, los factores que contribuyen al éxito empezaron a resultar claros, aunque es imposible determinar en qué medida contribuye cada uno.

En primer lugar, casi no hay diferencia entre la clase alta, la media y la baja en Islandia. Con eso, la tensión económica entre clases es inexistente, algo raro en otros países. Un trabajo de un estudiante de la Universidad de Missouri que analizó el sistema de clases islandés encontró que sólo el 1,1% de los participantes en el mismo se describían como miembros de la clase alta, mientras que el 1,5% se encasillaban en la clase baja. El 97% restante se identificaban como la clase media o trabajadora.


En una de mis tres visitas al parlamento islandés me reuní con Bjorgvin Sigurdsson, expresidente del grupo parlamentario de la Alianza Socialdemócrata. Para él y para muchos de los islandeses con los que hablé, la igualdad era la principal causa detrás de la casi ausencia de crimen."Aquí, los hijos de los magnates van al mismo colegio que el resto de los niños", explica Sigurdsson al señalar que el sistema de servicios públicos y educación promueve la igualdad.

Los pocos crímenes que suceden en el país no suelen involucrar armas de fuego pese a que los islandeses tienen muchas. La página web GunPolicy estima que aproximadamente hay 90.000 armas en un país con poco más de 300.000 personas. Eso hace que Islandia figure en el puesto número 15 en el ránking mundial de posesión legal de armas per cápita. Sin embargo, adquirir un arma no es fácil y el proceso para ello incluye un examen médico y una prueba escrita.

La policía tampoco está armada. Los únicos agentes que pueden portar armas de fuego son una fuerza especial llamada "Escuadrón Vikingo" que actúa en muy pocas ocasiones.

Además, en términos comparativos, hay pocas drogas duras en Islandia. Según un informe de la UNODC de 2012, el consumo de cocaína por parte de los ciudadanos de entre 15 y 64 años estaba en 0,9%, el de éxtasis en 0,5% y el de anfetaminas en 0,7%.

También hay una tradición en Islandia de denunciar los crímenes ante cualquier indicio o frenarlos en sus primeras fases antes de que la situación empeore. Por ejemplo, ahora la policía está tratando de atajar el crimen organizado, mientras los miembros del parlamento islandés están tramitando leyes que ayudarán a desmantelar esas redes.

Cuando las drogas parecían ser un problema en aumento en el país, el parlamento estableció una policía antidrogas independiente y una corte especial para casos de drogas. Eso fue en 1973. En los diez primeros años de la corte, aproximadamente el 90% de los casos se arreglaron con una multa.



Estos son los secretos de Islandia que, aparentemente e idealmente, podrían dar orientaciones a otros países que buscan soluciones a sus problemas de delincuencia.

Por eso, mientras me subía al jeep de aquel hombre esa mañana, cuando me sonrió y me preguntó si necesitaba ayuda con las maletas, aunque no sabía nada de él, me sentí seguro”.




¿Se puede escribir novela negra en un país como Islandia?

No solo se puede, hasta se puede tener éxito en el propio país y en otros muy diferentes. Con una de las tasas de criminalidad más bajas del mundo, los islandeses han sido capaces de convertir a un autor de novela negra en un fenómeno editorial que ya ha vendido 10 millones de ejemplares en todo el mundo y que ha sido traducido a 40 idiomas. En un país de 330 839 personas, para la primera edición de Pasaje de las sombras se imprimieron 25.000 ejemplares.

Arnaldur Indridason, nació en Reikiavik en 1961. Hijo del escritor Indridi G. Thorsteinsson, se graduó en periodismo en 1981 y en historia por la Universidad de Islandia en 1996. Ha trabajado como periodista y crítico de cine en Morgunbladid, el diario más importante de Islandia. Publicó su primera novela en 1997. Ha sido guionista de varias películas. Está casado y es padre de tres hijos. Se considera cinéfilo, futbolero y fan de Arsenal y Barça, loco por el golf y devoto padre de familia.

Ha obtenido los siguientes premios: The Gold Dagger Award, el más importante de novela negra en el mundo anglosajón, Glass Key a la Mejor Novela Negra Nórdica en 2000, Premio de la Crítica Francesa a la mejor novela negra y Premio RBA de novela negra 2013

Realidad criminal

En Islandia, según Indridason, no suelen cometerse crímenes. "Hay años en los que no se produce ni un solo asesinato, lo que sí ha aumentado es el consumo de drogas. En mi país no hay tradición de género negro, por eso en lugar de grandes persecuciones y pistolas, me centro en la psicología y los personajes. Los lectores me exigen verosimilitud y realismo. Mis historias tienen que ser creíbles".

"Hemos tardado muchos años en escribir sobre criminales, no hay tradición. Quizá somos mejores porque tenemos que convencer a unos lectores que no se creen que aquí pase nada malo. Eso nos ha dado disciplina, tenemos que buscar soluciones distintas para convencer. Para mí la clave está en el realismo, es novela negra con una fuerte carga social".

"Los turistas tienen una imagen muy inocente de nuestros países. El cielo tan blanco, el mar tan limpio, la nieve. Pero aquí también hay sangre. La novela negra nórdica habla de gente corriente, los detectives no son superhéroes, son gente infeliz".

“Nuestra realidad criminal es pequeña, monótona, cotidiana y está a inmensa distancia de la de otros países” pero que no haya crimen organizado ni grandes criminales no quiere decir que el país no tenga problemas.

Crisis

“Espero que hayamos aprendido algo del colapso total que tuvimos. Fue tremendo. No sé muy bien cómo definir lo que pasó. Tuvimos mucho dinero muy rápido y de repente no teníamos nada de nuevo y no sabíamos dónde había podido ir”. Periodista e historiador antes que escritor, cuando se le recuerda que, al menos, hay dos banqueros que han pagado con la cárcel sus desmanes, añade: “Sí, ahora parece que están pasando cosas”.

Indridason es famoso en un país donde no abundan los famosos y donde la quiebra económica está dejando unas secuelas de las que se desconoce el alcance. "No nos damos cuenta de la magnitud de lo que está pasando", explica el escritor. "Es una ruptura absoluta en la historia de Islandia. El capitalismo falló brutalmente, los políticos y los banqueros nos han llevado a esto. Saldremos adelante, pero la recuperación será emocional, no política".

Escritor

Como otros autores nórdicos que le precedieron y algunos de su generación, Indridason trata de mostrar al mundo los errores y defectos de la sociedad en la que vive en una suerte de crítica social que alerta sobre el auge de ciertos comportamientos y arroja luz sobre las sombras de un país que, como se vio durante la crisis, está lejos de ser perfecto.

Tras recibir un premio y preguntado por el realismo y la crítica social de sus novelas y del género negro en su versión nórdica, Indridason asegura: “La novela negra de estos países habla de gente normal que se encuentra en situaciones excepcionales y de ahí sale la corriente del realismo social, donde las novelas ocurren en una sociedad determinada y participan de la realidad de esa sociedad. Intento trabajar dentro de ese realismo social. Por eso pongo el énfasis principal es en la creación de los personajes, en la caracterización. Siempre me ha importado crear personajes que importen al lector. Si los personajes no te importan no tiene ningún sentido seguir la historia”.

Esa cree que es la gran característica de la mejor novela negra nórdica, que identifica con su admirada pareja sueca Maj Sjöwall y Per Wahlöo, que junto a Ed McBain siguen siendo sus favoritos.

El personaje: Erlendur Sveinsson

Erlendur es policía en Reikiavik. Tiene 50 años, constitución fuerte, llenito, pelo rojizo, cejas pobladas. Viste de un modo desastrado. Divorciado desde hace más de 20 años, abandonó a sus hijos cuando eran pequeños. Ahora han vuelto a contactar con él e intenta cuidar de Eva Lind, su hija drogadicta llena de reproches. Está más alejado de su hijo, Sindri Snaer, alcohólico en constante tratamiento.

No le gusta el cine ni el teatro y en la televisión sólo ve reportajes. No tiene lector de CDs y durante un tiempo pensó que el hip-hop era algo parecido al hula-hop. Se entretiene leyendo libros sobre infortunios y desaparecidos en travesías en montañas y páramos. Erlendur significa "forastero" y él se siente extraño en su ciudad, con su familia. Es una persona triste, su entorno le ahoga, no es fuerte, no está blindado frente al dolor. El horror de su trabajo le persigue, la suciedad y el mal le invaden y le hacen olvidar cómo es la gente normal.

Es el hombre con más experiencia de la policía islandesa. Cada caso es único para él. Ve más allá de donde alcanza la mirada de los otros. Normalmente los asesinatos islandeses son chapuceros, inútiles y realizados sin intentar disimular las evidencias ni esconder pruebas, pero en estos casos Erlendur y sus compañeros deberán ir más allá para descubrir las heridas del pasado en las cicatrices del presente.

Su vida está señalada por la desaparición de su hermano en una tormenta de nieve cuando él tenía 10 años y mientras paseaban juntos, un hecho que le atormenta y que ni quiere ni puede superar.

Las novelas

Las marismas, (Mýrin, 2000), RBA Serie Negra: “Un hombre aparece asesinado en su casa en el barrio de Las Marismas de Nordurmyri. La policía encuentra escondida en su escritorio una vieja foto de la tumba de una niña de cuatro años. Y es precisamente esa foto la que conduce a los investigadores hacia el pasado tenebroso de aquel hombre, sus antiguas relaciones y a un drama familiar. Esta historiacoincide con la desaparición de una joven de su propio banquete de boda”

La mujer de verde, (Grafarþögn, 2001), RBA Serie Negra: “El hallazgo de una costilla humana conduce al descubrimiento de un cadáver enterrado en un edificio en construcción en una urbanización de Reikiavik. El viejo y angustiado inspector Erlendur Sveinsson tendrá que esperar a que los arqueólogos analicen a quién o quienes corresponden los huesos, que aparentemente llevan ocultos entre cincuenta y setenta años. Pero Erlendur no tiene paciencia, tratará, entre tanto, de recomponer qué era aquel lugar entonces, en plena Segunda Guerra Mundial. Y descubrirá una verdad aún más aterradora, el asesinato de almas”.

La voz (Röddin, 2002), RBA Serie Negra: “Gulli, el viejo portero de uno de los más conocidos hoteles de Reikiavik, aparece desnudo y acuchillado hasta morir en su miserable habitación del sótano. Pero Gulli es mucho más que un simple portero que se disfrazaba de Papa Noel todas las navidades, es un completo misterio. Veinte años en el hotel y nadie le conoce realmente. 

Erlendur Sveinsson decide alojarse en el mismo hotel en busca del asesino, pese a que la Navidad está cerca y el hotel completo. Mientras que al director tan sólo le importa que el asesinato permanezca oculto y su reputación intacta. Erlendur, sin embargo, recibe la visita de su hija, de nuevo entre las brumas de la droga y el alcohol. Hasta que el hallazgo de una pista que conduce al pasado del viejo Gulli, le sumergirá en la fascinante y emocionante historia de un niño con voz de ángel que alcanzó tan pronto la fama como el infierno. Un viaje a la infancia que arrojará al propio Erlendur a los fantasmas de su pasado”.

El hombre del lago (Kleifarvatn, 2004), RBA Serie Negra: El nivel del lago Kleifarvatn ha ido bajando lentamente después de un terremoto. Al parecer, unas fisuras en el fondo están propiciando el drenaje de las aguas. Un hidrólogo local está estudiando el curioso fenómeno cuando descubre un esqueleto con un agujero en el cráneo y un viejo aparato de radio, con inscripciones en ruso, usado a modo de lastre para que el cadáver no subiera a la superficie. Todo apunta a un asesinato cometido hace bastantes años. El inspector Erlendur Sveinsson se ocupa de la investigación. Los archivos de personas desaparecidas no le proporcionan datos demasiado fiables, aunque el caso de un vendedor que se esfumó sin dejar más rastro que un Ford Falcon aparcado en la estación, y al que una mujer todavía espera, despierta en él un interés especial. Otra historia, la de un grupo de jóvenes y brillantes estudiantes islandeses que partió, treinta años atrás, a la Alemania del Este controlada por la Stasi, a estudiar en la Universidad de Leipzig y formarse en la ideología comunista, va tomando forma. Erlendur tiene que volver a abrir expedientes cerrados y heridas mal cicatrizadas, hurgando en el pasado —la compleja situación política de Islandia durante la Guerra Fría— y el presente de las personas involucradas en los hechos”.

Invierno ártico (Vetrarborgin, 2005), RBA Serie Negra: "En enero, el implacable invierno islandés se adueña por completo de la isla. Sin embargo, la crudeza del clima no es lo único que hiela la sangre. Elias, un niño de diez años, ha aparecido apuñalado cerca de su casa y en estado de congelación. La víctima del homicidio es el hijo de una inmigrante tailandesa que trabaja duro para mantener a su familia desde que su marido islandés les abandonó. El inspector Erlendur Sveinsson y sus inseparables ayudantes Sigurdur Óli y Elínborg son los encargados de llevar a cabo la desagradable tarea de resolver un asesinato en el que no faltan sospechosos. Para encontrar respuesta a las difíciles preguntas planteadas por el caso, Erlendur y sus compañeros se verán obligados a ahondar en el pasado de la familia y a sumergirse en las profundidades de la sociedad islandesa.

Pasaje de las sombras (Skuggasund, 2013), RBA Serie Negra. VII Premio RBA de Novela Negra 2013: “Dos agentes de policía acuden a un inmueble de la capital islandesa alertados por una inquilina, preocupada porque uno de sus vecinos lleva tiempo sin dar señales de vida. Tras acceder a aquél descubren el cadáver del individuo sobre la cama. La falta de señales de violencia y la avanzada edad del difunto apuntan a que la muerte se ha debido a causas naturales. Sin embargo, el análisis forense posterior dictamina que falleció por asfixia, practicada seguramente con una almohada. Seis décadas antes, una pareja formada por una islandesa y un soldado norteamericano pasean por Reikiavik. Estamos a finales de la Segunda Guerra Mundial y las tropas estadounidenses han tomado el relevo de las británicas en Islandia, despertando el recelo de los lugareños. Estos ven con especial rechazo la afición de sus mujeres jóvenes a mantener relaciones con miembros del ejército extranjero, una práctica tan extendida y preocupante que ya ha sido bautizada como “la situación”. Además, ellas son con frecuencia las mayores damnificadas al acabar embarazadas y repudiadas, o descubrir que los apuestos foráneos ya tienen una familia esperándoles en casa y sólo las desean como diversión. A su paso por el Teatro Nacional, la citada pareja descubre en el portal del edificio el cadáver de una mujer tapado torpemente con cartones. A partir de este instante, el lector va siguiendo el avance de las dos investigaciones, que se despliegan a base de constantes saltos temporales que van revelando lentamente las conexiones entre ambas. El asesinato en 1944 de la chica, Rosámunda, empleada en un taller de costura, guarda desconcertantes paralelismos con la desaparición, tres años antes, de otra joven en el norte del país, Hrund, que todo el mundo dio por hecho que se había suicidado arrojándose a una cascada. Precediendo a su encuentro con su funesto destino, ambas mujeres habían sido víctimas de un violador que había intentado persuadirlas de que culparan de su ataque sexual a los elfos. ¿Qué relación podía haber entre ambas? ¿Qué frutos dio la investigación original? ¿Qué fue del dúo de detectives que la asumió? ¿Qué vinculaba al anciano con la misma? ¿Hay alguien que, tantos años después, sigue interesado en silenciar los hechos?”.

En sus novelas ...

... la inmigración

Indridason se ha ocupado de la integración de los inmigrantes en Invierno Ártico, aunque minimiza el asunto migratorio: “Son un porcentaje muy pequeño, del 10% de la población. Y el racismo no encontró su lugar ni siquiera a raíz de la crisis”.

... la violencia de genero

Los crímenes machistas, están tratados ampliamente en La mujer de verde, que el escritor reconoce era un libro destinado a denunciar una situación algo ignorada, y Pasaje de las sombras.

No es benévolo con la violencia machista. “Es un crimen horrible y muy complicado porque la víctima siente mucha vergüenza y el poder está con el que lo comete. Además, los niños sufren muchísimo. Son los crímenes más difíciles de investigar porque faltan testigos y la vida privada en Islandia es intocableLo que me encoleriza es que los criminales estén en la calle. A veces me parece una justicia muy ligera. Ha habido sentencias de violaciones demasiado suaves. No me parece bien que los crímenes de droga sean castigados más duramente que los de género”Para él, la violencia de género, es "la más despreciable de las violencias”.





... Elfos

Indridason asegura no creer en los elfos, pero algunas páginas de Pasaje de las sombras le delatan. “Sólo puedo decir que nunca he visto uno, pero que seguimos dando rodeos cuando hacemos carreteras y encontramos el lugar en el que viven. Los elfos forma parte del pasado de la cultura islandesa, la gente creía antes en seres ocultos, y su evocación aquí es una metáfora del paso de la pobre, cerrada y campesina Islandia a la moderna y capitalista de hoy, donde apenas queda rastros de ese mundo".



Para acabar, después de la novela negra que menos que algo de música "negra", la banda islandesa Dead Skeletons:


1 comentario:

Anónimo dijo...

No hay duda de que los islandeses constituyen una sociedad muy interesante.

Publicar un comentario